martes, 27 de julio de 2010

Un Lugar

Un Lugar siempre estuvo en la lista de lugares por visitar, pero por h o por b, siempre pasaba de largo. Finalmente, el sábado pasado conocimos Un Lugar: una casa vieja en una esquina, que vista desde afuera no vale ni dos mangos... parece en estado de abandono y ni si quiera tiene cartel ni nada.
A pesar del aspecto exterior del bar, apenas uno entra se sorprende gratamente. La decoración es excepcional. Las paredes y los techos están repletas de objetos de colección. 'Directamente, parece un museo', dijo Tata. Hay de todo. De lo que a uno se le ocurra, eso hay. Desde una vitrina con arañas de todo tipo hasta un maniquí muy parecido a Tévez, pasando por una moto colgada en una pared, una guitarra pegada al techo y un Dragón de Komodo embalsamado. En cuanto a la gente que habitaba el pub no tengo queja alguna, de la mejor clase de gente que uno se puede encontrar en un bar. No molestaron para nada, de hecho, los únicos que molestamos fuimos nosotros. La música tampoco molestó en absoluto. Es más, fue tan variada y tan bien elegida que dejó contentos a todos los integrantes de nuestra mesa.
La atención fue excelente. El mozo era muy buena onda, siempre predispuesto a atender con la mejor de las ganas y traía las cosas que le pedíamos bastante rápido. Lo único que tengo para reprocharle (que en realidad fue todo manipulación de Tata) es la bromita con la araña. Resulta que cuando uno está dejando el bar, se topa con la ya mencionada vitrina de arañas. Como es inevitable, uno sucumbe a la curiosidad morbosa que provocan tales aberraciones de la naturaleza y se queda contemplando la vitrina muy concentrado. Cuando uno menos se lo espera, el simpático mozo acciona un piolín que suelta del techo una araña de plástico que cae frente a los ojos del distraído observador, haciendole sufrir tremendo cagazo... más si el observador no tolera a tal enviado del infierno.
Pasando a la bebida en sí, lo que tengo que remarcar son dos cosas. Primero el precio. El mismo no era exorbitante, pero bien podría haber sido un poco más barato. 16 pesos un vaso de trago largo de Fernet es como un poco mucho, no? Segundo, no tienen jarras! No venden en jarra ninguna de las bebidas. Es casi obligatorio para un bar tener al menos la vanagloriada jarra de Fernet! Si podés hacer cuatro vasos de Fernet y cobrarlos a 16 pesos cada uno, bien podés ponerlos todos juntos en una jarra y cobrarla 30 pesos. Am I right or am I right?

Veredicto...
Ambientación: 9, el puntito que le quito es por que había taaantas, tantísimas cosas que en un punto me abrumaron.
Música: 8, muy bien elegida y a un volumen que se dejaba escuchar sin empalomar.
Gente: 8, los únicos que molestaron fuimos nosotros.
Atención: 7, el mozo re bien... pero la broma de la araña no se la perdono más.
Ubicación: 6, un poco difícil de ubicar dado el aspecto de la casa y la falta de cartel o luces. De hecho, antes de entrar a Un Lugar, entré Al Frente...
Comida: --, no sé, ya habíamos comido antes.
Precio: 5, no conviene pagar 4 vasos de Fernet a 64 pesos cuando se podría pagar una jarra a 30.
Nota final: 7 chapitas de porrón.

Un obligado más se suma a la lista. Al parecer, Alta Córdoba es nido de buenos bares...

sábado, 17 de julio de 2010

Amora

Conocimos Amora una noche de frío gélido en la que inicialmente había decidido quedarme en casa. Pero como el Dur-Bar se hace rogar y no aparece, mi noche tranquila se transformó en una más del Tour. Este bar-pub se encuentra en el borde mismo de la Tierra o, como otros lo llaman, Unquillo. Llegar es una tarea épica, facilitada un poco por carteles fosforescentes que van guiando al viajero hacia el ansiado porrón.
Al llegar a Amora comienza el engaño. Desde afuera se perciben las robóticas haciendo estragos en las pupilas de la gente, se sienten los vidrios vibrar con los bajos, y uno piensa: 'Fuuuaaa, alta joda hay ahí adentro!' Y el incauto viajero se encamina hacia la entrada donde es recibido con mucha galantería, hasta es convidado con pizza casera. Así, engañado por tanta pomposidad, uno entra y se encuentra con una patada musical en la entrepierna. El Reggaetón y la Salsa se mezclan en uno solo para lograr que los tímpanos sangren, el volumen de la música es tal que las vísceras se revuelven, la calidad en general del sonido es laxo-vomitiva. EL HORROR.
Lo que es el edificio en sí, parece ser que fue concebido como una casa de estilo minimalista en el medio de la nada, de ahí que no esté habitada. Dado su fracaso como hogar, decidieron transformarla en un pub... o una trampa mortal, más bien. La decoración sigue el estilo minimalista a tal punto que es nula. Un par de discos de vinilo de 45' pegados en las paredes y un cuadro de Miró que desentona a más no poder con el resto del lugar. Es un manotazo de ahogado que trata de salvar a Amora pero lo único que hace es hundirlo aún más.

Veredicto...
Ambientación: 2, nula.
Música: 1, para pegarse un tiro en las bolas.
Gente: 20. Eran 20.
Atención: 8, hay que admitirlo, nos atendieron muy bien. Aunque puede compararse con la atención que recibieron Hansel y Gretel de parte de la Bruja para que estos cayeran en la trampa.
Ubicación: 3, una paloma, aunque fue divertido, y hasta chistoso, seguir los cartelitos.
Comida: --, no sé, no me animé a probar la pizza casera.
Precio: 6, ni fu ni fa.
Nota final: 3 chapitas de porrón.

Amora: Púdrete! Puedo vivir sin tu pizza casera gratis y sin tu empalagosa atención.

domingo, 4 de julio de 2010

Macanudo Bar

Abrimos la gira con Macanudo Bar, emplazado en una casa de mediados del siglo XX, por lo que pude apreciar por la estructura, bastante bien mantenida, dicho sea de paso.
En el interior, las diferentes salas están ambientadas como las habitaciones originales de la casa. Es decir, en lo que una vez fue el baño, encontramos inodoros y bidets como decoración, la mesa es una bañera con un vidrio encima y... peces adentro (sí, sí, peces vivos). Lo que otrora funcionó como, al parecer, el living de la casa está ambientado como el clásico living de una casa de los años '50, con televisor acorde y todo. Una de las habitaciones que más me llamo la atención fue la que Enano denominó como 'Habitación Experimento', ya que da a la calle con un ventanal enorme por el que se puede ver a la gente sentada en los almohadones del piso, cual fuere un laboratorio de experimentos sociales.
El baño del bar propiamente dicho, es un flash. Así secamente, un flash... y unisex. Es rojo en su totalidad. En el techo, se enrolla un alambre de púas con distintos tipos de tangas (y calzones de vieja también) colgando de él. De la ducha cuelga ahorcada una muñeca inlable, la bañera está repleta de chapitas de porrón, de la pared cuelga un cuadro con un poema, etc.
En los pasillos y paredes de todo el bar podemos encontrar infinidad de las cosas más variadas: un sillón de dentista de antaño, el cadáver de una moto, un televisor con la inscripción 'Jai Definiyon', por sólo citar algunas. A parte de su ya de por sí original decoración, la mayoría de las paredes están decoradas con pinturas del mismo Liniers (sí, el Liniers de la historieta), sumando así un plus de originalidad a este bar único en su tipo.
Ahora, pasando al servicio en sí, éste un fue un poco desarmado, por así decirlo. Pero todo debido a la cantidad de gente que había. Se nos dificultó un poco conseguir mesa, y la pizza que pedimos demoró un poco; pero todo, repito, debido a la cantidad de gente que habitaba el bar. Ya que menciono la pizza debo decir que estaba muy, MUY rica. Y el precio era el apropiado.

Veredicto...
Ambientación: 10, única.
Música: 6, muy baja y pasaba desapercibida, cambiando muy abruptamente de un género a otro.
Gente: 8, no molesta para nada.
Atención: 6, un poco desarmada.
Ubicación: 8, accesible y fácil de llegar. Baigorrí 512, Alta Córdoba.
Comida: 9, riquísima.
Precio: 8, no cobran gansadas.
Nota final: 7,8 chapitas de porrón.

Muy buen bar. Muy original, es un obligado si no lo conocen y un seguro en mi lista.

La 'Habitación Experimento'